domingo, 12 de diciembre de 2010

CUENTO DE NAVIDAD SEGÚN PARTENÓN


Mariana estaba muy ansiosa, deseaba que la cena de Navidad terminase lo más rápido posible y la razón no era precisamente que la comida estuviese insípida o que su familia fuese una carga para tal ocasión, al contrario, ella se encontraba muy feliz por haber compartido un día lleno de dulces y sencillos momentos al lado de cada uno de sus seres queridos; sus hermanos vivían lejos y tenían esta única oportunidad de compartir juntos al año, precisamente a finales del mismo. Entonces, para darle entendimiento al principal motivo por el cual nuestra Mariana se hallaba tan expectante, era debido finalmente, a que desde que tenía uso de razón, en sus ya cortos 8 años de edad, supo que al ir a la cama un regalo esperaría por ella al despertarse a la mañana siguiente.

Cuando pudo por fin terminar de comer, cepillarse los dientes, despedirse de sus hermanos y ponerse su pijama de corazones, su madre de rostro cariñoso y gestos armoniosos, se acercó a su cama, en donde Mariana ya andaba alistando el oso de peluche al lado suyo para que la cuidara de los monstruos de la oscuridad y la abrazara en su dormir.

– Mariana mi amor, no olvides que debes dormirte antes de las 12 de la noche, para que así de esta forma, el niño Dios te deje tu regalo-. La niña sonrió tiernamente y por aquel segundo sus ojos tuvieron un brillo especial, de ese que brinda un alma celestial; y dirigiendo su mirada a la de su madre le respondió:

- Mami, yo desearía que el niño Dios me escuchase y me cambiara de regalo, claro está, si es posible, y no lleva en su maleta ya, el que le había pedido.

Su progenitora tuvo una pequeña preocupación puesto que ya las compras estaban hechas y sólo esperaba a que Mariana durmiese profundamente para ubicar el Juego de Té al rinconcito de Matías, su peluche guardián. Sin embargo, tratándose de poner en la situación de su pequeña nena y buscando luego la solución ante cualquier obstáculo que pudiese presentarse, simplemente atinó a decirle:

- Dímelo a mí, no hay problema alguno, yo tengo mis influencias celestiales y podría decirle al Niño Dios que complazca tu nuevo deseo. Mariana se incorporó de su cama y se sentó al lado de su mamá y con una mirada profunda hacia el cielo, sólo susurró:-- quiero un sueño, eso es todo, nada más que un simple sueño de regalo de navidad--. Su mamá aún confundida por el regalo tan singular que pidió su niña, dijo nuevamente:--Mariana pero los sueños no se tocan ni son reales y mucho menos se pueden comprar--. La pequeña, abrazando a su mami, le respondió:

-- Por eso mismo, porque no se pueden tocar, no se pueden comprar y no son reales es que lo quiero--.

– Mariana pero ¿qué tiene eso de especial?

-- Muy sencillo mami, porque si déjase de soñar, Matías no sería mi confidente, mi armario no tendría monstruos a los cuales temer, mis hermanitos en Navidad no serían tan esperados, tus cuentos en las noches, antes de dormirme, no estarían dibujados en mi cabeza, los abrazos de mi papi no serían apapachos, el espejo de mi habitación no sería más un público que ansía oírme cantar y creería que el niño dios tan solo es un cuento fantástico; por eso es que quiero ese simple sueño, ese sueño que me hace ser niña.

miércoles, 14 de julio de 2010

NOTAS DE UN DUDOSO SUICIDA: PARTENÓN


El suicidio, por favor, que buen detalle ese, muchas veces este sentimiento ha tocado a mi puerta, ya sea de día o de noche, en navidad o en días santos, y sin embargo aún no he tenido las fuerzas suficientes para dejarlo pasar. Muchos me dicen que tiene una cara horripilante, que no tiene alma y que siempre procura llevarte por un viaje oscuro, sin retorno, de los que nunca has tenido noción, pero que suelen ser un remedio efectivo para alejarnos eternamente de las tardes grises y tormentosas.

El suicidio. Hace eco aquella idea en mi cabeza. Creo sinceramente, que esta sensación se debe a las variadas ocasiones en que me ha susurrado sus lúgubres, pero verdaderas invitaciones al oído. ¿Qué tipo de invitaciones suele hacerme? Bueno, me dibuja el cómo sería un mundo sin mi presencia en este lecho terrenal. Muy sencillo: igual. Pero al menos más productivo y menos estorboso para los que me conocen y conviven conmigo; no obstante, al pensar un breve instante, aquellos mismos a los que estorbo, perderían curiosamente, al sujeto de ejemplo para hacer las comparaciones que siempre motivan sus egocentrismos y virtudes. Perderían ese comparativo que les recordaría que así como existen las grandes gestas y los triunfadores, del mismo modo existen (como yo) ese alguien que se convierte en su antónimo.

Curiosamente, a pesar de creer que este viaje me traería más beneficios que consecuencias, debo admitir de antemano, que una sensación enorme de miedo me detiene a dar el paso en que abra la puerta e invite seguir al misterioso protagonista. ¿Por qué? Porque los viajes desconocidos causan duda y zozobra; causan dolor y a veces pánico; causan, finalmente, nostalgia de querer mirar atrás. Ese instante en que alguna vez todo fue bello y mis pensamientos estuvieron cargados de sueños y lindos sentimientos de cariño.

jueves, 22 de abril de 2010

DE A POCO


Y de a poco los sueños se fueron cayendo, los besos se fueron secando y las promesas se fueron rompiendo. De a poco, la felicidad se fue convirtiendo en una muy linda pero inalcanzable utopía. De a poco, fue haciéndose más lento el latir de mi corazón…de a poco…


Y de a poco, te das cuenta que las estrellas están muy lejanas y no tienes la posibilidad de atrapar una fugaz para que cumpla tus ansiados deseos. De a poco, descubres que el sol más que iluminar tu sonrisa desvanece tu juventud. De a poco, comprendes que el agua calma al sediento de la misma manera que lo desecha ahogándolo. De a poco, recuerdas que el fuego interior de tu alma se convierte en la chispa que sofoca tus pensamientos y agobia tu existencia. De a poco, reconoces que los favores nunca son nobles y más temprano que tarde debes pagar por lo que te fue dado…finalmente de a poco…aprendes que la última exhalación, en el lecho mortal, es el inicio del olvido que prontamente llegaremos a ser.

miércoles, 3 de febrero de 2010

CUANDO LA VIDA PASA Y QUEDA SÓLO LA EXISTENCIA


Encuentro marchito el paisaje, el horizonte no es aquel que tantas veces lograba descifrar entre las siluetas adormecidas por el rojizo atardecer, ahora es oscuro y se encadena mórbidamente con los agrestes riscos. El viento no sopla mi cara, simplemente restriega en mi cuerpo su fuerza inmisericorde. Mis lágrimas no paran de brotar un instante, el universo entero me mira con ojos de odio tratando de vengar el destino escrito; aquel cuyo relato, narra la desesperanza del corazón.

Fui puente de la tristeza, del dolor y de la amargura. No tuve inconveniente alguno en desperdiciar cada uno de los sueños que la vida misma quiso que tomase. Por un instante había sido el consentido de tantas experiencias y alegrías; sin embargo acá estoy derrotado, con el sinsabor del fracaso y con la cabeza gacha de no haber podido despertar, por un instante, del letargo insensible. He muerto en vida y mi sonrisa, ahora, a lo lejos lejos, se despide y se jacta de mi desdicha, ya que no le interesa seguir iluminando el rostro de un ciego insatisfecho.

Mis manos hechas para acariciar y secar el llanto de aquella linda razón que tenía para vivir, (en circunstancias en que la realidad fuese adversa), fueron mejor sucios medios para aprisionar los sentimientos de quien siempre buscó en mí, su misma razón de ser. ¡oh pena dolorosa! Al igual que la muerte no tienes más sentido que aceptarte y llevar dentro de mi alma el sufrimiento de revivir el pasado y la melancolía que causa la rabia de dejar morir lo eterno.