jueves, 20 de agosto de 2009

PERROS CALLEJEROS


“Una tarde decidí no seguir adelante, sentía que la lucha en este mundo era infructuosa y desgraciada. Sin embargo me di cuenta en ese instante de un perro callejero que pasaba por la calle, algo sarnoso y hambriento, tiritando de frío e inmutable mientras era maldecido por los transeúntes del lugar. Aún así, el perro movió su cola y corrió con gran emoción al percibir una niña que deseaba acariciarlo

Volteé mi cabeza y me di cuenta que siempre tenemos mucho de perros callejeros: sarnosos por la codicia, hambrientos de poder y sumidos en el frío de pobres victimas. Pero lo que todavía nos ha faltado para graduarnos como verdaderos perros callejeros, es llegar a ser inmutables ante las adversidades de la vida y agradecidos mientras el viento esté a nuestro favor.”



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